martes, 23 de septiembre de 2014

"CUENTOS PARA ULISES" DE JUAN CARLOS ORTEGA (2011)

Este libro llegó a mis manos porque fue un regalo de cumpleaños que me hicieron hace unos años, y me alegro de que fuera así porque no creo que yo lo hubiera llegado a descubrir de otra manera.

El nombre de Juan Carlos Ortega no me sonaba de nada, pero al verle la cara si que le ubiqué como uno de los colaboradores de los últimos años de "Crónicas marcianas".

A día de hoy, el trabajo de este catalán no ha podido ser más polifacético: humorista, escritor, presentador de radio y televisión, divulgador...

Los "Cuentos para Ulises" nacieron en el programa de radio "No es un día cualquiera" de RNE y tuvieron tanto éxito que los propios oyentes pidieron que se recopilaran en un libro. En ellos, Juan Carlos le contaba a Ulises, su hijo, diferentes cuentos sobre problemas reales, que gustaban a los niños por su estructura narrativa clásica y a los más mayores por sus moralejas que les hacían pensar y porque les dejaban con una sonrisa en los labios (como es mi caso).

El libro está formado por 45 relatos y un CD de audio con algunos más, que me han gustado bastante y sorprendido más de lo que esperaba.


LA HUMILDAD

"Había una vez, en un país muy lejano, una niña de 9 años que se llamaba Susana. La pequeña se pasaba el día leyendo vidas de santos. Llegó a identificarse tanto con ellos que decidió, a su cortísima edad, imitar en todo su comportamiento. Quería ser como Santa Teresa o San Agustín, y en eso pensaba ella todo el día.

Tras varios meses leyendo todas aquellas biografías, la niña llegó a una conclusión fundamental:

-Los santos son humildes. Ésa es la clave. He de conseguir por todos los medios conseguir su maravillosa humildad.

El tiempo fue pasando y la niña Susana se convirtió en adolescente. Pese al cambio hormonal seguía vigente su intención de alcanzar la humildad a toda costa. Sin embargo, era consciente de que aquélla no era una tarea sencilla. Oscureciendo su meta, se colaba siempre por algún hueco de su cabeza un atisbo del humano orgullo. 

-¡Maldita sea! -refunfuñaba-. ¡Ójala algún día pueda lograr que se esfume para siempre este repugnante orgullo!

Pasaron los años y Susana se hizo vieja. Cuando cumplió 74 años, después de muchos esfuerzos por dejar de ser orgullosa, consiguió por fin su objetivo y gritó:

-¡Ya soy humilde!

Pero en aquel momento todo se vino abajo, porque se sintió profundamente orgullosa de haberlo conseguido"

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